01 marzo 2008

Del amor y la ilusión

¿Alguna vez se han enamorado de alguien que no conocen?

Onda esos amores a primera vista? Son extraños. En el fondo uno se imagina cómo es la otra persona, y se enamora de eso. En el fondo el objeto de tu amor no existe, te lo inventaste. Y es un amor tan fuerte que ni la realidad puede derrotarlo.

En la cabeza de esos desafortunados todo tiene explicación. Todo se justifica. No es ella, es uno. Y en eso no nos equivocamos. No es que uno haga todo mal. Es uno que no se atreve a ver que en realidad está solo, y que toda la situación es un simple castillo en las nubes. Hermoso, inigualable, pero al mismo tiempo inalcanzable.

Pasa a ser el perfecto amor platónico. Sublime en su pureza y sinceridad, fracaso absoluto en el mundo físico. Somos esclavos de nuestra percepción, y a la vez agradecemos diariamente los regalos que nos da. Hay percepciones francamente virtuosas, catalizadores universales. Nos hacen ver el bien en todo mal. Las hay caprichosas, inexplicables. Juegan con nosotros, poniendo máscaras donde no las hay. Las hay más extrañas, distorsionadas. Ocultan nuestra felicidad. Y finalmente están las realmente crueles. Ellas que parten dadivosas y luego deciden mostrarte lo que realmente hay.

Múltiples percepciones nos acompañan diariamente, y creo que debemos comenzar a ser más concientes de ellas y entregarles el cariño y respeto que merecen. Debemos entenderlas, conocerlas. En el fondo las percepciones son como pequeñas colegialas ingenuas. Podemos darles pastillas y pedirles que hagan cosas por nosotros, pero está mal y te pueden meter preso si te pillan.